Frío

Te siento lejano aunque estés cerca de mi, presente físicamente y de mente, pero ausente de corazón.

A veces me parece que no tienes sentimientos y que eres un bloque de hielo que no se derrite con el calor, ni un poquito, manteniendote hiératico como una estatua. Otras veces pienso que solamente llevas una armadura para protegerte de los ataques externos, igual que las que lucían los caballeros de la Edad Media cuando libraban una batalla.

Te quiero decir que yo no quiero luchar contra ti, pero no lo ves porque hablamos lenguajes diferentes. Yo hablo el lenguaje del corazón y tu el de la razón, y aunque yo entiendo tu idioma, tu no entiendes el mío, ni lo quieres aprender, porque no te interesa comunicarte conmigo de otra manera que no sea la tuya.

Me he dado cuenta que siento gran distancia y frialdad cuando estás cerca, no la experimento en el cuerpo, sino en el espíritu, y me hace sentir vacía, sola y triste, como una huérfana que vive en un orfanato porque no la quiere nadie, como los infortunados protagonistas de las novelas de Dickens. Y me pregunto porqué me quedo aquí, si aquí no es, si yo quiero calor, atención, complicidad y cuidados intensivos. Y me acuerdo que alguien muy cercano y a quien quería mucho, era igual que tu, frío y distante como un témpano de hielo.



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