Detrás de la máscara

Las personas llevamos máscaras que nos protegen de lo que en realidad somos.

Como en un baile de Carnaval, danzamos por la vida con la careta puesta y un terror inconsciente de mostrar lo que hay debajo. Normalmente tenemos una máscara favorita, pero también podemos cambiarla según la persona que tengamos delante o la situación que estemos viviendo.

Yo me di cuenta por primera vez que llevaba una máscara a raíz de ir a terapia. 

Cuando llevaba unas pocas semanas sentándome frente a la terapeuta en aquel silloncito negro, me empecé a ver a mi misma de otra manera, como si pudiera reconocer en mi, a aquella niña pequeña que alguna vez había sido. En aquellos momentos me percaté de que tras la apariencia de aquella mujer independiente, rebelde y entumecida emocionalmente, había una niña muy asustada y sensible que se sentía terriblemente sola y que necesitaba ayuda para salir del caos. 

No me podía creer la fuerte conexión que se había establecido en tan poco tiempo, con esa parte casi infantil de mi, que había ocultado instintivamente durante tantos años, pero la acogí, la traje a mi presente y la empecé a integrar como esa parte vulnerable que necesitaba ser vista, cuidada y validada por mi misma.

Es totalmente comprensible que llevemos puestos disfraces para protegernos, porque la vida a veces es un teatro, pero no tenemos que olvidarnos de quienes somos en realidad, de qué es lo que estamos sintiendo realmente en nuestro corazón, porque si nos negamos y silenciamos y tratamos de ser quien no somos, generamos vidas que no están acordes con nuestras verdaderas necesidades.

Quien hay realmente tras tu máscara y qué es lo que anhela? Puedes conectar con tus verdaderos sentimientos sobre ti y sobre las demás personas?

Quizás para poder quitártela necesitas cierta seguridad? En ese caso qué personas te dan esa seguridad para que puedas ser tu misma sin miedo a mostrarte?