Nos quieren bellas y durmientes


Me gusta pasearme por Instagram y por las noticias del famoseo y veo varias cosas que me dejan atónita:

  • hay una corriente de moda entre las veinteañeras que consiste en la realización de todo tipo de tratamientos de medicina estética en sus caras y cuerpos. Algunos pocos ejemplos son: aumento y perfilado de labios, blefaroplastia, eliminación de las ojeras, microblading que es una micropigmentación que se hace en las cejas, rinomodelación, bichectomía que es nada más y nada menos que afinar la cara sacando una parte de las mejillas que se llama bolas de bichat. Increíble, no? No voy a entrar en la parte corporal porque es muy amplia, pero sí quiero apuntar que hay una fiebre con los aumentos de pecho. Las máximas exponentes de las redes son Violeta Mangriñan, Rocío Flores, Marta López Álamo, Mayka y la mayoría de participantes de realities. Ninguna de ellas supera los 30 años. 

  • Carla Barber es conocida como la doctora de los famosos, tiene 31 años, es ex miss España, tiene 859.000 seguidores en Instagram y una de las clínicas de medicina estética más rentables del país. Claramente se está haciendo millonaria, tiene una gran demanda porque lo que ella ofrece hace furor entre sus clientas, no discrimina por edad ni condición y se atreve con todo. Su frase de presentación en la mencionada red social es "Desmontando los mitos, haciendo posible lo imposible" (en lo que al cuerpo se refiere, claro). Carla simboliza en su propia persona lo que sus fans quieren ser: estatus, belleza creada artificialmente, dinero y fama, 

  • hoy leo una noticia de Vanitatis que cuenta que a Alejandra Domínguez, invitada a una boda de postín, la han acosado en redes hasta el punto de que su novio, Enrique Solís (otro famoso) ha tenido que emitir un comunicado en defensa de su honor. El motivo de la discordia, la indumentaria que llevó a la boda, un traje que imita el atuendo de un arlequín. Craso error el de Alejandra que tuvo el valor de ponerse un traje original que desafiaba las convenciones sociales!

  • mi lupa de Instagram me sugiere algunos perfiles que se dedican a hacer photoshop de fotos de archivo de mujeres famosas y hermosísimas como Angelina Jolie o Brooke Shields. El resultado es que resultan casi irreconocibles, pero lo más grotesco es que todas se parecen entre ellas. Es como si la persona que lo ha hecho no encontrara la singularidad de cada mujer como un signo propio de la belleza real y necesitara que todas siguieran un mismo prototipo de belleza que resulta artificial y en una franja de edad entre los 15 y los 20 años.
Lo cierto es que nos quieren bellas y durmientes, como la princesa Aurora del cuento Disney.

Nos quieren guapas, pero según un criterio de belleza que está totalmente fuera de la realidad, de ahí que debamos modificar nuestros cuerpos previo pago, para intentar llegar a ese imposible, con lo que se monetiza la belleza y se hace un gran negocio de ella. A costa de nuestra salud física y psicológica.

Nos quieren dormidas, es decir, centradas en lo superficial, en agradar, en no salirnos de la norma, en no cuestionar lo establecido, en obnubilarnos con nuestra imagen y hacer de ella toda nuestra identidad, como si no hubiera muchas otras cosas que nos definieran. 

Estamos viviendo una etapa de culto a la imagen que pasará, como todo, pero las mujeres estamos siendo como siempre, las grandes damnificadas, pagando en nuestras carnes y con una elevada inseguridad personal, la gran estafa de la mujer perfecta. Perfecta pero modelada por los gustos de otros, no por nuestro propio criterio.




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